“Sara ha ampliado su vocabulario y habilidades de lenguaje, ha aumentado su interés por los libros, aprendió a escribir su nombre y se interesa en seguir aprendiendo todas las letras. Es mucho más creativa y usa más su imaginación creando cuentos, historias y canciones”. De esta forma, Rosa Aguirre, madre de la comuna de Santiago, resume los avances que ha tenido su hija de cuatro años desde que comenzaron a participar en HIPPY Chile.

El programa de visitas domiciliarias surgió en Israel hace 50 años y hoy está presente en 13 países. Se basa en la capacitación de tutoras comunitarias, madres de niños entre dos y cuatro años, para que ayuden a otras familias a ser los primeros educadores de sus hijos, enseñándoles cómo estimular el desarrollo del lenguaje, la motricidad y la exploración del medio a través del juego. En Chile es desarrollado desde 2018 por Fundación CMPC. 

Rosa cuenta que llegó a HIPPY Chile invitada por la directora del jardín infantil al que asistía su hija de cuatro años. “Durante la charla me interesó mucho el programa para Sara. Al enterarme que podía postular a ser mamá tutora me entusiasmé aún más, ya que estaba buscando un trabajo de medio tiempo que me permitiera seguir cuidando a mi hija”, señala.

Fue así como, tras participar en capacitaciones y unirse al equipo de tutoras, comenzó a orientar a otras madres de su comunidad. “Ser mamá tutora ha sido lo mejor. Aprendí a ser la primera maestra de mi hija y a ser más tolerante. Descubrí que Sara podía hacer muchas cosas que ni yo sabía, además de fortalecer nuestros lazos y divertirnos con las actividades”, destaca.

Una de las particularidades de la experiencia de Rosa es que ella nació en México, por lo que ha podido ayudar a madres de otros países que, al igual que ella, viven actualmente en Chile. “Ha sido muy importante y valioso poder participar en HIPPY y conocer a todas estas familias extranjeras, ya que existe mayor empatía por las situaciones que uno vive”, destaca.

Precisamente una de las familias a las que ha apoyado es la de Laura Torrado, madre venezolana, a quien Rosa visita semanalmente para ayudarla a estimular el desarrollo de su hija Julieta, de cuatro años. Laura cuenta que el programa ha sido muy importante en su adaptación a Chile. “Ha sido de mucho apoyo ya que es una educación gratuita. Emigrar al comienzo es un poco duro, sales de tu zona de confort y nos toca adaptarnos a lo que tenemos, reinventarnos”. En ese contexto asegura que “los tips de HIPPY han sido excelentes”.

Junto a Rosa han trabajado juntas semana a semana en las actividades que ofrece el currículum de HIPPY. “Para mi hija fue de muchísima ayuda. Ella tenía un déficit bajo de lenguaje y al empezar con las actividades evolucionó muchísimo más rápido su soltura del lenguaje y se vio un cambio increíble en motricidad fina”, destaca Laura.

Por otro lado, Rosa asegura que enseñar a otras madres la ha ayudado personalmente. “Me di cuenta que me gusta enseñar, he  superado miedos y dificultades y eso  me ha ayudado a mi autoestima. Siento que recuperé mi seguridad y confianza para volver a trabajar y que nunca es tarde para proponerse a aprender cosas nuevas”.

En el contexto de la emergencia por Covid-19, HIPPY Chile se ha adaptado para continuar funcionando de forma virtual. En este período han realizado entrenamientos a tutoras y visitas domiciliarias a través de videollamadas y han puesto a disposición de las familias plataformas para que accedan al material de manera virtual. Adicionalmente, el programa desplegó un operativo con todas las medidas de seguridad para entregar a los niños los libros físicos y materiales para que sigan desarrollando las actividades.

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